jueves, 3 de abril de 2014

La contaminación del agua
La hidrosfera es una rama de la geografía Física que se ocupa del estudio de la parte líquida del planeta (océanos, ríos, lagos, mares, etc.)
La tierra está envuelta por una capa húmeda que cubre el 71% del planeta y recibe el nombre de Hidrósfera. La mejor parte de ese porcentaje corresponde a agua salada y una pequeña fracción a agua dulce. Los océanos y mares contiene el agua salada, mientras que el agua dulce está constituida por el vapor de agua de la atmósfera, las aguas subterráneas, el hielo, la nieve y las aguas de la superficie, es decir lagos y ríos.
La distribución del agua no es uniforme y es muy poca la cantidad de agua que se encuentra a disposición del hombre y de los demás seres vivos.
El agua dulce, que es un recurso natural escaso, resulta un elemento esencial para la humanidad y como tal debemos considerarla un verdadero tesoro, cuidándola y administrándola correctamente. Depende del hombre mismo que en el futuro sigamos disponiendo de agua, sobre todo cuando nos enfrentamos a un alarmante crecimiento de la población y, como consecuencia de ella, a una mayor cantidad y variedad de actividades que presuponen el constante consumo de agua.
El agua forma parte del llamado Ciclo Hidrológico, proceso en el que, en forma continua, se interrelacionan el océano, la atmósfera y la tierra. En este ciclo hidrográfico se diferencian distintos proceso: evaporación, condensación y precipitación; durante ellos el agua modifica su estado en líquido, gaseoso y sólido.
Al caer el agua en forma de lluvia, favorece al suelo y a la vegetación; además, como parte del agua se infiltra, forma y mantiene las aguas subterráneas. También el agua puede desplazarse más o menos rápidamente y alimentar ríos, lagos, mares y océanos.
Los ríos, los lagos, los hielos y las aguas subterráneas constituyen distintos ejemplos que, a manera de representación de las aguas dulces del planeta, podemos hallar en todos los continentes.
El uso permanente de estas aguas demuestra cuanto necesitamos la Tierra de ellos, pues más de la mitad se destina a la agricultura, sobre todo en zonas áridas donde es necesario emplear la técnica del riego artificial para el cultivo. Otra cantidad de agua se destina al uso domestico (agua potable) y al industrial. El agua también es una vía de transporte y de recreación. Cuando el agua se almacena en los embalses, se puede disponer de ella para producir Energía y para asegurar en forma continua el suministro a grandes poblaciones.
Se llama Río a una corriente de agua dulce que se desplaza de la naciente hacia la desembocadura, siguiendo el declive del terreno.
Las aguas dulces son imprescindibles por su complejidad biológica para los seres vivos. Es por eso que utilizan la parte que anualmente se renueva con el ciclo hidrológico mediante la evaporación, las precipitaciones, el escurrimiento, la infiltración y el desagüe.
En algunos lugares, la descarga en la atmósfera de compuestos sulfurosos origina las lluvias ácidas que envenenan el medio acuático, entorpecen el desarrollo de la vegetación y perjudican la salud de la población.
El agua es contaminada por aguas residuales urbanas, que contienen los residuos colectivos de la vida diaria, su volumen está en continuo aumento, alcanzando en algunas ciudades cifras de 600 litros por persona, y suponen que 50 kg. de materias sólidas y secas por habitante y año.
El agua de origen industrial, constituye la principal fuente de contaminación de las aguas. Los principales contaminantes son: el petróleo, el carbón, las industrias químicas y los derivados de la celulosa.
La contaminación de origen agrícola proviene principalmente de ciertos productos utilizados en agricultura y de origen animal.
Entre sus inconvenientes pueden destacarse que el agua contaminada mancha los dientes, imposibilita la fijación de oxígeno por la hemoglobina, produce afecciones, etc.
En el agua de mar, la contaminación destruye la vida en la fauna marina, además si el hombre consume los mariscos contaminados, se perjudica su aparato digestivo y el sistema nervioso perdiendo probablemente la vida.
Además el petróleo arrojado al mar por los buques, perturba la oxigenación de los seres vivos por no permitir la entrada de O2 en el agua.
Los desechos tóxicos de los países industriales, llevados al mar directamente por el desagüe de los ríos, representan un peligro no tan distante como se cree. La contaminación progresa a un ritmo tal que las consecuencias no tardarán en advertirse.
Las “mareas negras” ya son un hecho. Consecuencia de dispersiones petroleras o colisiones y naufragios de barcos petroleros. Los pingüinos cubiertos de petróleo de la Patagonia, son un símbolo inquietante de estos atentados contra el medio ambiente. Las corrientes atlánticas empujan hacia las costas de Europa los restos oleaginosos vertidos en el Golfo de México.
Es conocido el caso de los 120 japoneses afectados por un síndrome paralítico tras haber consumido pescado contaminado por el metilo de mercurio arrojado en minúscula cantidad por una fábrica de acetaldehído.
Existen procesos de orden físico (insolación, enfriamiento, presión hidrostática, oxigenación, acción de sal, etc.) y biológico (amplio consumo de bacterias perjudiciales por una multitud de organismos bacteriófagos que actúan como un complejo antibiótico). Pero este inmenso poder purificador del mar no es invulnerable.
Finalmente, es preciso alertar sobre los productos radiactivos que se acumulan en el mar.

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