Incremento de los servicios ambientales
La reforestación aporta una serie de
beneficios y servicios ambientales. Al restablecer o incrementar
la cobertura arbórea, se aumenta la fertilidad del suelo y
se mejora su retención de humedad, estructura y contenido
de nutrientes (reduciendo la lixiviación, proporcionando
abono verde y agregando nitrógeno, en el caso de que las
especies utilizadas sean de este tipo). Si la falta de
leña obliga a que el estiércol se utilice como
combustible, en vez de abono para los campos agrícolas, la
producción de leña ayudará, indirectamente,
a mantener la fertilidad del suelo. La siembra de árboles
estabiliza los suelos, reduciendo la erosión
hidráulica y eólica de las laderas, los campos
agrícolas cercanos y los suelos no consolidados, como las
dunas de arena.
La cobertura arbórea también
ayuda a reducir el flujo rápido de las aguas lluvias,
regulando, de esta manera, el caudal de los ríos,
mejorando la calidad del agua y reduciendo la entrada de
sedimento a las aguas superficiales. Debajo de los
árboles, las temperaturas más frescas y los ciclos
húmedos y secos moderados constituyen un microclima
favorable para los microorganismos y la fauna; ayuda a prevenir
la laterización del suelo. Las plantaciones tienen un
efecto moderador sobre los vientos y ayudan a asentar el polvo y
otras partículas del aire.
Al incorporar los árboles a los
sistemas agrícolas, pueden mejorarse las cosechas, gracias
a sus efectos positivos para la tierra y el clima. Finalmente, la
cobertura vegetal que se establece mediante el desarrollo de las
plantaciones en gran escala y la siembra de árboles,
constituye un medio para la absorción de carbono, una
respuesta a corto plazo al calentamiento mundial causado por la
acumulación de dióxido de carbono en la
atmósfera.
La incorporación de árboles,
como parte de un programa forestal social, puede tener diferentes
formas, incluyendo las arboledas comunitarias, las plantaciones
en el terreno gubernamental o en las vías de pasaje
autorizado, alrededor de los terrenos agrícolas, junto a
los ríos y al lado de las casas. Este tipo de
plantación causa pocos impactos ambientales negativos. Los
árboles dan productos útiles y beneficios
ambientales y estéticos. Los problemas comunes que surgen
de estas actividades son de naturaleza social.
Los árboles sembrados para
protección, por ejemplo, como fajas protectoras o
guardabrisas o para estabilizar las laderas, controlar la
erosión, facilitar el manejo de cuencas
hidrográficas, proteger las orillas de los ríos o
fijar las dunas de arena, son beneficiosas por naturaleza y
proveen protección y servicios ambientales. Si surgen
problemas, muy probablemente, serán sociales (cuestiones
de tenencia de las tierras y los recursos).
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